Decides cuidar tu alimentación, quizás cogiste peso, quizás el azúcar o el colesterol no están en su mejor momento. Pero sabes que eres débil, que necesitas un dulce de vez en cuando, y que no puedes evitar caer en la tentación. O quizás no, porque los medios informativos, la publicidad (que te engaña continuamente) y la industria alimentaria te han hecho creer que es así, y no concibes que la naturaleza ya es dulce. No necesitas ingerir azúcar que alguien ha extraido de una planta para que tu la engullas como si no hubiera un mañana, destruyendo tu metabolismo en cuestión de días. Al igual que te hicieron creer que la leche de vaca era un alimento esencial («para ti está la vaca en este mundo»), te hicieron creer que tienes que agregar azúcar a todo, sí a todo, porque sin azúcar no tienes energía y parece ser que si no deborar cucharadas de azúcar, de esa que te venden en bolsas de kg , no eres feliz. Pero nada más lejos de la realidad, los azúcares sencillos que tu metabolismo recibe de buena manera, y que crees necesitar, no los fabrica nadie por tí, están en los dátiles, en los plátanos o en las frutas desecadas. Saca partido de ello, elabora tus platos dulces de la forma más saludable y recuerda: ¡La vida en sí ya es dulce!
